Quejas de ADE por la falta de ajuste por inflación

Dijo que la prohibición es insostenible dado el aumento de precios registrado desde 2002.

La Asociación Dirigentes de Empresas (ADE) se quejó por la prohibición de ajustar balances por inflación.

"La prohibición de ajustar balances por inflación, medida que se sostiene a pesar del desfase que ha producido el aumento sostenido de los precios a lo largo de los últimos años, es una de las preocupaciones que los empresarios tienen hoy", sostuvo Elizabeth O'Donnell, recientemente elegida presidenta de la ADE.

O'Donnell sostuvo que "muchas empresas, sobre todo las pymes, han cerrado su ejercicio fiscal el pasado 31 de diciembre, por lo que deberán afrontar en breve el pago del impuesto a las ganancias (entre otros), y en virtud de lo apuntado deberán tributar prácticamente sobre el capital". Tras la crisis de 2001, la ley de emergencia pública (25.561) y el decreto 214/02 mantuvieron sin aplicación las normas legales que autorizan indexaciones de precios, actualizaciones monetarias, variaciones de costos o cualquier otra forma de cambio en el monto de deudas, impuestos, precios o tarifas de bienes y servicios.

Posteriormente, el Poder Ejecutivo, a través del decreto 1269/02, instruyó a los diferentes organismos del Estado para que dicten las reglamentaciones necesarias para que los balances se confeccionen en moneda constante, pero en 2003, por el decreto 664, el Ejecutivo volvió para atrás y suspendió el ajuste por inflación contable.

Queja por Costos Laborales

Por otra parte, O'Donnell expresó la preocupación de los empresarios por los "desequilibrios y arbitrariedades en la legislación y jurisprudencia laboral y el impacto que la previsión de estos aspectos tiene en la elaboración de los presupuestos de las empresas".

Además, sostuvo que "el costo por las contingencias laborales torna rigurosas las previsiones presupuestarias en ese sentido".

La dirigente empresarial también se quejó por "la manera de llegar a acuerdos salariales".

"En las paritarias se negocian las remuneraciones que percibirán los trabajadores sin tener en cuenta el mérito individual ni la rentabilidad empresaria. Esta forma de negociación reniega del empresario, de las vicisitudes que atraviesan las empresas", agregó.

Al respecto, agregó que "este estilo es inversamente proporcional a la competitividad y eficiencia: cuanto más se ignora la motivación personal de los trabajadores menos eficientes son los procesos de producción".